lunes, 12 de diciembre de 2011

Proyecciones 11/12/2011


Jesús, María y José y vetustas estrellas de luces estroboscópicas anunciando las natividades y encarando al gran querube de Reforma, mientras el gran arcángel los bornea indiferentemente entre el tráfico y la bruma espoleada primeramente por la polución ulteriormente por el frío decembrino. Y nosotros navegando la glorieta mientras Jonathan Davis nos gritaba palabrotas acogedoramente: fuck you sluts faget just fucking do it damn it ¡!
En realidad andábamos rusheando y nada más, después de un maratón fílmico en la macanuda cineteca, víctimas de las siniestras alegorías cinemáticas de Almodóvar, Dumont y Korine.
Empezamos con “La Piel que Habito” en la sala 3, la cual me pareció la consumación del lenguaje artístico del director; nos mantuvo a todos muy pendientes de un cambio de sexo y arrancó carcajadas por doquier pero sutilmente; la amamos.
Posteriormente en la sala 6 proyectaron “Hors Satan”, parábola un tanto soporífera y latosa sobre el desapego y los espejismos emocionales, con un protagonista quimérico por su supuesta naturaleza milagrosa y su vacío emocional, pero incongruente por ser vagabundo y zanguango, un truhán homicida batiburrillo de Castaneda y Jesucristo. Celuloide lento que contiene apenas un par de tomas de excelsa composición.
Ya medio alterada nuestra cotidianeidad entramos a la última: TRASH HUMPERS. Probablemente no querremos volver a verla en la vida, pero al menos yo constaté que Harmony es un poeta. Este fingido documental es un filme anti-intelectual. Impelido por el instinto y las pocas comúnmente asequibles posibilidades de destruirlo todo a través del 7º arte, la verosimilitud es simplemente imposible, inexistente en él. Korine está totalmente consciente de que la poesía es acción, y su imaginación de la mano con su avasallante demencia es la cúspide del humor sardónico, le brota pura desde ese universo satírico y vesánico en el que anida.
Fue así como salimos de dicho evento catártico y regresamos a casa escuchando new-metal  y queriendo despotricar contra todo y me mofé de las ilusiones navideñas, mientras que como yo mi acelerada consorte de dicho maratón aplicaba el head-banging al tiempo que manejaba.
Un día chingón en la ciudad de México.


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