miércoles, 7 de diciembre de 2011

el Futuro no Existe


          Si aplicamos el esquema del triángulo de la vida espiritual de Kandinsky al medio musical, ¿quién consideras que está en esa encumbrada cúspide a la que tantos aspiran, consciente o inconscientemente? Si escuchas música ulterior a, digamos, el año 2000, te enteras de muchos paisajes fatalistas, torpes, optimistas, ingenuos, y un sinfín de creaciones que son veneno que alienta al vulgo a permanecer en el mismo estado de conciencia. Pero ¿es realmente débil y diminuta esa luz entre la vasta negritud del vacío espiritual Wassily?
          Este pasado lunes 28 de noviembre de 2011, acudiendo gracias a la cortesía de http://afterpop.tv/ al Lunario del Auditorio Nacional para escuchar jazz teutón, presenciando tanta maestría interpretativa, artística, musical, venida desde el otro lado del charco, con el recinto lleno y meciéndote tan politonal y sobre todo polirítmicamente, evidentemente fiel retrato de aquel trío de almas germánicas, no podías más que transmutar (imaginariamente) ese débil lucero en un monumental faro. Porque aparte de obvios artistas que se erigen como consumados vanguardistas sublimadores de sentimientos (como en mi opinión Björk con su cosmogonía, Omar Rodríguez con  su característico vigor, Los Dorados con su sonido sui géneris, John Zorn con su demencia, por citar unos pocos heterogéneos ejemplos), también en cualquier parte del mundo (y en casi cualquier vertiente) te encuentras músicos ilustrísimos que van más allá de lo que cualquier audiencia espera, y ocurre esa tan benigna retroalimentación espiritual entre el artista y el público.
          Para todo aquel melómano en búsqueda incontenible, siempre habrá algo nuevo y deslumbrante por escuchar; creemos “La Especialidad de la Casa” en que eso provocará nuestro nuevo disco, tentativamente a ser publicado en 2012, aunque pueda sonar ingenuo y/o fatuo…

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